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lunes, 30 de abril de 2012



Alcen la vista: probablemente, estén rodeados por montañas de ladrillos y ejércitos de hormigón y cemento. Por eso llama tanto la atención andar por el madrileño paseo del Prado y toparse con el inmenso muro vegetal que flanquea el Caixa Forum de Madrid, la cascada verde del edificio Planeta de Barcelona o los vergeles urbanos que ponen color y vida a monótonas y grises ciudades.

¿Por qué? ¿Por qué no aprovechar tanto muro con jardines verticales? Sus ventajas están demostradas: bajan la temperatura, generan oxígeno, filtran toneladas de gases nocivos, reducen la contaminación sonora... Y son espacios vivos, cambiantes y bellos, que nos acercan a una naturaleza añorada y lejana.
Es un trabajo multidisciplinar en el que se combinan la botánica, la biología y la arquitectura "En España nos hemos empeñado en hacer las cosas mal -explica Ignacio Solano, creador de Paisajismo Urbano, una exitosa empresa que está proyectando jardines verticales por medio mundo-. Queremos trabajar lo mínimo y ganar lo máximo, y eso se ha trasladado a la arquitectura. Es absurdo forrar un edificio de mármol, con el coste ecológico y económico que eso tiene, cuando podríamos cubrirlo con jardines".
Sería, además de más barato y bonito, más sencillo. Los  jardines verticales, que nacieron hace más de 2.500 años en Babilonia, han sido perfeccionados durante las últimas décadas gracias al cultivo hidropónico. El proceso no es difícil: se adosa una estructura muy ligera a la pared, se rellena con un material inorgánico que sustente las raíces, se plantan los distintos tipos de especies y, a través de un riego automático, se alimentan con agua y nutrientes, que además son reutilizados al ser un sistema cerrado.
El proceso, entonces, no es difícil. Sí lo es hacerlo bien: apostar por las plantas correctas según la luz y la temperatura que tendrán que soportar. Estudiar la simbiosis entre raíces, hongos o bacterias. "No es solo una cuestión estética -explica Solano-, sino combinar muchas cosas. Leer qué sucede, qué puede suceder. Un trabajo multidisciplinar en el que se combinan la botánica, la biología y la arquitectura".
¿El coste? Inferior al que están sospechando. Lo más caro es el equipo técnico, la sala de máquinas que hace que todo funcione y que es el mismo para un jardín de 14 metros cuadrados que para uno de 140: unos cuantos miles de euros. Luego están los materiales, las plantas... Los costes se reducen cuanto mayor sea el jardín. Uno de 50 m2 puede salir por unos 22.000 euros; uno de 100  m2, por 35.000. Depende de dónde se haga. De quién lo haga. Como todo.
Lo curioso: el del CaixaForum (460 m2, 15.000 plantas, 250 especies) costó unos 250.000 euros. Menos de lo que cuesta cualquiera de las miles de rotondas que salpican nuestro país. Nadie va a visitar ni se detiene a contemplar una rotonda, pero sí un jardín vertical, que además de revalorizar una ciudad hace lo mismo con un edificio, un restaurante, una oficina. O cualquier otra cosa sin precio, porque hacer más verde el entorno también revaloriza la vida.
No hace falta disponer de decenas de metros cuadrados libres en casa para gozar de un jardín vertical: en los últimos tiempos, distintas empresas ofrecen incluso pequeños tiestos para colgar de esta forma. Flowerbox, que se autodenomina "inventor del cuadro vegetal", ofrece plantas de varios tamaños (de 15 centímetros a 2 metros de altura) a partir de 15 euros.

Patrick Blanc: Pionero y gran experto en jardines verticales 

¿Cómo afronta cada proyecto?
Todos son distintos: ayer estaba en Japón, querían un jardín en una estación de tren. Hoy, en París, me han consultado para hacer otro sobre unas piedras volcánicas. Hace años, casi todos mis clientes eran arquitectos que querían mejorar el diseño de sus obras. Ahora se buscan ideas más globales, de más tamaño.
¿Hay más demanda que antes?
Sí, incluso con la crisis. Tengo proyectos en Australia, Miami, Bali... Más de 15. Y no solo yo: hay mucha gente que me copia en el mundo. Para cosas simples prefieren llamarlos a ellos, pero para proyectos más conceptuales siguen llamándome a mí.
La gente es cada vez más consciente de que hemos de volver a la naturaleza ¿No es muy caro?
¡No! El precio depende, mucho, del lugar donde se trabaje. Por dibujar el proyecto y los materiales inorgánicos no suelo cobrar más de mil euros el metro cuadrado. Por las plantas y la irrigación, entre mil y dos mil euros. En total: unos tres o cuatro mil euros, pero en Australia puede costar hasta ocho mil el metro.
¿Cómo se le ocurrió esto?
Probé con jardines normales, luego experimenté con filtros biológicos, combiné nutrientes con plantas en un acuario y empecé a hacer jardines verticales en mi casa... Varios amigos me pidieron que también los hiciera en las suyas, y en 1986 mostré mi primer trabajo en público en París, en un museo tecnológico.
Y sorprendió a todo el mundo.
¡No le interesó a nadie! Y es una pena, porque era muy bueno. Pero en 1994 hice una exposición y le encantó a la gente: era lo mismo, pero fue recibido con más entusiasmo. Aunque me daba un poco igual: no veía esto como un negocio, y tuve ese tiempo para estudiar e investigar. 
¿Por qué gustan sus jardines?
Porque, al encontrarte con uno de ellos, sientes que estás ante un ecosistema natural. En un jardín normal está demasiado presente la huella humana: en cambio, aquí la sensación es distinta, te evoca algo más salvaje.
¿Cómo serán las ciudades?
Más y más verdes. Aunque no sea fácil, los arquitectos piensan cada vez más en la ecología, porque no hay otra elección: más de la mitad de la población mundial, y somos 7.000 millones, vive ya en las ciudades. La gente valora cada vez más, gracias a Internet o la tele, la diversidad natural y es más sensible a la creencia de que tenemos que regresar de alguna manera a la naturaleza. Estoy convencido de que los jardines verticales no son una simple moda, sino que serán habituales en la ciudad del futuro.

Jardines verticales: FlowerBox

Para los creadores de Flowerbox, es un producto de diseño, un producto práctico, ecológico, estético e innovador. Otro punto de vista sobre la naturaleza, el diseño y la decoración.






by :http://myalteregobycaminorodriguez.blogspot.mx/2012/04/jardines-verticles-flowerbox.html

domingo, 29 de abril de 2012

sábado, 28 de abril de 2012

Jardín vertical doméstico

 by : http://www.inteligenciascolectivas.org/jardin-vertical-domestico/

jueves, 26 de abril de 2012

Primer jardin vertical donde veo Rosas.. interesante..




Festival de Tribeca 2012: Glamourosa cena de Chanel. Nueva York celebra estos días uno de los festivales de cine más importantes, el que lleva organizando desde hace varios años el actorRobert de Niro. Así que revistas y firmas de moda aprovechan el Festival de Tribeca para organizar fiestas o cenas donde se reúne lo más granado de la sociedad neoyorkina, como ha hecho la maison francesa Chanel. En una exclusiva fiesta en el restaurante The Odeon, vimos desfilar por un photocall con un jardín vertical a sus espaldas, a actrices, it girls y modelos que han posado como sólo ellas saben.
Festival de Tribeca 2012: cena de Chanel
Festival de Tribeca 2012: cena de Chanel Alexa Chung
Festival de Tribeca 2012: cena de Chanel Julia Restoin-Roitfeld
Festival de Tribeca 2012: cena de Chanel Karlie Kloss
Festival de Tribeca 2012: cena de Chanel Liv Tyler

Festival de Tribeca 2012: cena de Chanel Naomi Watts
Festival de Tribeca 2012: cena de Chanel Poppy Delevingne
Festival de Tribeca 2012: cena de Chanel Robert de Niro y su esposa Grace Hightower

martes, 24 de abril de 2012

Ni tu te crees que no tienes nada para empezar!!!


Las botellas de plástico pueden tardar en degradarse hasta 1000 años si permanecen enterradas, los microorganismos difícilmente pueden atacarlas. Lo bueno es que las podemos reutilizar o reciclar.
comedero para pájaros, también podemos hacer bebederos

caños de desagüe y cultivar hierbas o verduras de estación

jardines y arreglos verticales

semillas en cáscaras de huevos, luego las transplantamos con las mismas

semillas germinando en rollos de papel higiénico

La idea es utilizar lo que desechamos generando cantidad de basura que afectan al suelo, al aire que respiramos. Las plantas ayudan a combatir el calentamiento global al absorber el dióxido de carbono.
Estoy comenzado con la creación de un minivivero, con botellas de plástico, cuando esté en marcha iré colgando fotos ¡paciencia que me lleva tiempo! 

Las ideas y fotos, son tomadas del Estudio de Diseño Brasileño Rosenbaum ha colaborado con el programa de TV Caldeirao do Huck, en la realización y mejora de viviendas de familias con pocos recursos.


by : http://gracielaroth.blogspot.mx/2012/04/haciendo-nuestra-huerta-y-jardin.html

Limitante ... solo la imaginacion..


Los jardines, huertas verticales, hacen un ambiente natural, saludable; colores que se renuevan al ritmo del crecimiento de las plantas. Son utilizados en sitios donde el espacio es pequeño para jardines convencionales: genera una importante liberación de O2, fundamental al equilibrio de ciudades cada vez más contaminadas. En el interior tanto como en exterior, las plantas permiten filtrar partículas nocivas para devolver un aire más limpio. Un espeso colchón de plantas nos protege de los ruidos exteriores al igual contribuyen a mantener temperaturas bajas en verano y resguarda del viento en invierno.
La idea es reutilizar lo que tenemos en casa: macetas de tela sujetándolas a la pared o una panel, vasos de plástico, botellas, frascos, envases de lata...es cuestión ‘del arte de la imaginación’

lunes, 23 de abril de 2012

Verde Vertical en Acccion






En el DF de México se construyeron tres estructuras recubiertas de vegetación que contribuyen a disminuir la polución en una de las ciudades más contaminadas del mundo. 


  “Tenemos que cultivar nuestro jardín” es la frase célebre que escribe Voltaire al final de Cándido; pero de ninguna manera podía haberse imaginado que aparecería una arco rectangular enorme recubierto con 50.000 plantas sobre una avenida congestionada de tráfico, en una metrópolis que alguna vez se le llamó “Mexsicko City” (N.de T.: en inglés sick quiere decir enfermedad o enferma) por su nivel de polución. El jardín vertical pretende restregar la mugre y limpiar la imagen. El arco, una de las tres ecoesculturas instaladas en la ciudad por VerdMX, una organización sin fines de lucro, es a la vez arte y un oxigenante. Atrapa la mirada y absorbe el dióxido de carbono, lo que contribuye a elevar los niveles de ozono, especialmente en esta época del año en que el sol es más fuerte y las lluvias son escasas. “La gran prioridad de los jardines verticales es la transformación de la ciudad”, dijo Fernando Ortiz Monasterio, 30, el arquitecto que diseñó las esculturas. “Es una forma de intervenir el medio ambiente”. Muchas ciudades, como Portland en Oregon, tienen sus famosos jardines verticales. Pero en el mundo desarrollado donde las clases medias crecen junto al consumo, los deshechos y el uso excesivo de la energía, Ciudad de México representa el valiente nuevo mundo. El hazmerreír se ha convertido en líder a medida que el aire fue mejorando de su legendario nivel deficiente a mucho más que bien. Los niveles de ozono y otras mediciones de la contaminación lo sitúan más o menos al mismo nivel que el aire (más limpio) de Los Angeles. En parte son las políticas. A comienzos de la década del ochenta, el gobierno mexicano ordenó que se reformulara la nafta, se cerraran o trasladaran las fábricas tóxicas y se prohibiera a la mayoría de los conductores utilizar sus vehículos un día a la semana. Más recientemente, en el DF se agregó un programa popular de préstamo gratuito de bicicletas y se expandieron los sistemas de transporte público. El Distrito Federal se ha transformado en una incubadora para estos grupos que combinan las finanzas corporativas con las nuevas ideas. Algunos dicen que la iniciativa surge por la naturaleza tangible del problema: la contaminación se siente en las gargantas enfermas de todos. Pero independientemente, entre la juventud progresista y culta –los que abren nuevas boutiques para el diseño moderno mexicano y que se divierten en el festival de música Vive Latino– la conciencia cívica se amplía. Hay jóvenes arquitectos que buscan abrir caminos y reavivar viejos ríos. Hay mujeres jóvenes que les enseñan a las mujeres mayores a plantar tomates en la hierba entremedio de los edificios; artistas que transforman la basura oceánica en una maravillosa crítica al consumo; e incluso una campaña multimedia de amplia participación con visualizaciones del “México del futuro” –que incluye conceptos como “un panel solar en cada casa” y “el respeto por la flora y la fauna”. Las esculturas gigantes de VerdMX, que forman parte de un movimiento más amplio de jardines verticales y jardines de techos, encajan perfectamente aquí. No obstante, en el trayecto cotidiano de la ciudad, los jardines prueban lo mucho que queda por hacer. El más impresionante se encuentra en la Avenida Chapultepec, en una intersección caracterizada por la congestión de colectivos, automóviles y taxis. Una mañana reciente, en que posiblemente los conductores no dejaron de acelerar en el lugar, sin fijarse en las plantas, estas quedaron cual pétalos de una rosa marchita. Solo las afortunadas que miraban hacia una calle más tranquila, lejos del funcionar de los colectivos, mostraban un crecimiento normal. “Las plantas están estresadas con todo el tráfico”, dijo Gabriela Rodriguez, directora de VerdMX. Según ella, las eligieron por su resistencia y debieran sobrevivir como mínimo un año que es lo que está programado para que la escultura permanezca allí. El gran reto del proyecto es aparentemente cultural. Rodriguez dijo que les tomó años encontrar los recursos y conseguir los permisos del gobierno. Agregó que Nissan, la corporación auspiciante, necesitaba estar convencida de que obtendrían el crédito que se merecían, (la compañía presentó aquí su auto eléctrico Leaf el año pasado). Por otra parte, el gobierno necesitaba estar convencido de que el jardín funcionaría como monumento vivo. “México sigue siendo un lugar con una cultura muy conservadora”, dijo el arquitecto Ortiz. “Cuando le contaba del proyecto a la gente, siempre me decían que era imposible y que estaba loco”. En efecto, esto se refleja en algunos de los que están frente a la escultura todos los días como Rosendo Hernández, 58, un canillita del lugar: “Seguro, se ve muy bonito pero, ¿qué bien hace?” Otros dicen que es malgastar el dinero. Un hombre que pasaba dijo que los mexicanos aman el arte y que una U al revés llena de plantas no podía compararse con un mural de Diego Rivera. Tal vez no haya que hacer comparaciones. Hernandez dijo que a muchos residentes les gusta la escultura y le sacan fotos, mientras que Roberto Pineda, 17, que limpia los parabrisas de los autos en la luz roja, dijo que amaba ese alto jardín por dos motivos muy simples: “Es hermoso y es magnífico porque da sombra”.